Cuando somos padres de familia y tenemos niños, sobre todo si son pequeños nos preocupamos mucho por su aprendizaje, las cosas que absorben y lo que repiten.
Muchas veces cuando vemos que dicen algo que no nos gusta o actúan de una forma inadecuada, sacamos conclusiones de lo siguiente: tienen malos amigos, malas influencias o simplemente decimos que en la escuela está aprendiendo cosas que no deben, cuando en realidad es en casa donde está aprendiendo esas formas de ser.
Antes que nada si notas algo inusual en el niño es muy importante preguntarle al niño ¿De dónde aprendió esas acciones o esas palabras? Es indispensable manejar un buen tono de voz y no gritarle o hacerlo como un reclamo ya que los niños simplemente son reflejo de las acciones de los demás.
Una vez que descubras el origen de las acciones de tu hijo, debes hablar con él y explicarle la razón del por qué no es correcto su accionar. Parece que no pero creelo los niños son muy inteligentes y tienen una capacidad de entendimiento muy alta.
Si en dado caso el niño llega a decirte que sus acciones las aprendió en casa, debes detectar en qué momento sucedieron las cosas para evitar esas acciones cuando el niño está cerca. Algo muy común es decirle al niño que no diga mentiras, pero cuando alguna persona te busca por una situación y no quieres atender lo común que le decimos al niño que diga una mentira (que no estamos), el niño está siendo sometido a un mensaje confuso, le dices que no es bueno decir mentiras, pero tu le estás ordenando que mienta ante los demás.
Es prudente que cuando queremos que nuestros hijos sean bajo cierta forma porque es correcto, predicar con el ejemplo, si le dices que tiene que ser puntual para llegar a la escuela, tu debes ser puntual para llegar al trabajo, si quieres que se lave los dientes todos los días tu debes de ponerle el ejemplo, si no quieres que diga groserías, debes de cuidar tus palabras y no decirlas.
Como puedes leer son cosas muy sencillas pero a la vez complejas porque tienen que tener en mente que los niños son solo el espejo de lo que somos nosotros, si hay algo en él que no te gusta, debe a ver algo en ti que tampoco te gusta pero que sin querer se lo transmitimos a nuestros niños.
Yo te invito a que reflexiones ¿Qué es lo que no quiero que mi hijo aprenda de mi? Si tienes la respuesta trabaja contigo mismo y pule esos detalles, si a estas alturas tu hijo ya tiene algún mal reflejo, cuida de cerca su entorno para enderezar su aprendizaje y remover lo que no es bueno para ellos.
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